你好 Nǐ hǎo
Hala, hoy para compensar el retraso, entrada doble. Ya os conté los problemas para dormir que he tenido los tres primeros días, y aunque parece que ya voy cogiendo mas o menos el ritmo, anoche me dio un poco de miedo ponerme a bloguear, y decidí darme un día mas de margen. El post de hoy debería haber salido ayer, y ya ha habido alguno que se ha quejado y ha preguntado. Que presión, de verdad. Vamos a actualizar la cosa.

Ayer fue nuestro último día en Taipei, y desde luego que lo aprovechamos. A primera hora – ya sabéis, mas o menos a media mañana – nos fuimos a ver el famoso templo de Longshan. Famosísimo. Tanto que si no habéis oído hablar de él es que no os habéis leído ni una puñetera guía de viajes de Taiwan. Según la nuestra, es dónde innumerables generaciones de Taiwaneses han ido a rezar, dar gracias y hacer ofrendas. Es una especie de templo polideportivo, porque puedes ir a rezar allí nada menos que a 160 dioses distintos. De varias religiones y cultos. unos con altar dedicado, otros sólo con capillita, pero todos muy vistosos y ricamente adornados. En la puerta de cada edificio del complejo hay unas mesas para que la gente deje allí sus ofrendas que, aparte de flores y bastoncillos de incienso, pueden ser también de comida. Oiga, si yo fuera a dejar comida como ofrenda a un dios, me lo curraría un poco y pondría, no se, frutas, arroz en un cuenco un poco ilustrado… Aqui deben ser unos cutres que te mueres, porque los tíos dejan bolsas de gusanitos y botellines de agua mineral. Así, envasado en su misma bolsa de plástico. Queda fatal, la verdad, pero mira, allá cada cual con su conciencia. El caso es que el sitio es muy vistoso, aunque nosotros no entendamos muy bien el modo de uso. Está además en un barrio muy diferente de las zonas turísticas que hemos estado viendo, y resulta muy interesante perderte un poco por las callejuelas de los alrededores. No hay la menor sensación de inseguridad, a pesar de que es una zona mas pobre, y nadie se mete contigo ni te dirije la palabra. En realidad nos ignoran completamente, salvo como se te ocurra pararte en el metro a mirar el plano. No hay forma, en seguida se acerca cualquier transeunte a preguntarte (en perfecto inglés) que si necesitas ayuda. Da gusto, la verdad…

De ahí nos fuimos a un barrio que Elena tenía localizado, que se llama Ximending. Para que nos entendamos, Ximending es a Taipei lo que Shibuya es a Tokio o lo que Myeongdong es a Seul. Mas claro ¿no? Es algo así como la calle Preciados de Madrid, pero a lo bestia. Como diez veces mas a lo bestia, vamos. Todo tiendas, música estruendosa, gente por todas partes y personajes curiosos por la calle. Despues de un rato de perdernos por ahí encontramos, oh maravilla, un garito con terraza y hasta carta de cervezas, donde nos quedamos a comer unas hamburguesas buenísimas. Sí, ya lo sé, las hamburguesas no os parecerán muy exóticas pero mira, uno aprovecha el momento cuando puede. Muy curioso esto de los bares aquí, o mas bien la ausencia de ellos. No parece haber demanda, no hemos visto casi nada digno de llamarse así. Se ve la falta de influencia colonial europea en esto…
Elena, viendo que despues de dos horas y media de paseo frenético (y una primera batida al maldito Uniqlo) yo empezaba a desfallecer, tuvo el buen criterio de mandarme al hotel a echar la siesta para poder quedarse ella y hacer un barrido meticuloso del barrio sin tener que arrastrarme a mi. Total, estábamos a sólo un par de paradas de metro, y el metro aquí funciona de miedo. En realidad todo el pais parece funcionar como un reloj, super civilizado, limpio, seguro y eficiente. Lo de los trasportes públicos está tan bien indicado que ni Paco Martínez Soria tendría problemas para orientarse el primer día en el metro o en los trenes…

Un par de horas mas tarde, con el botín de compras a buen recaudo en la habitación del hotel, nos recorrimos las 6 o 7 paradas de metro hasta el Taipei 101, que es el segundo rascacielos mas alto del mundo. Era el primero hasta que terminaron el de Dubai, y fue la primera torre del mundo en superar los 500 metros de altura. Se visita y es una cosa bastante espectacular para ver, tienen arriba del todo una bola de cemento de no se cuantas miles de toneladas para hacer de contrapeso en caso de terremotos o tifones, y el video que te ponen de la bola zarandeándose con el último tifòn es una cosa tremenda. Bonitas vistas y el que, según ellos, es el ascensor mas rápido del mundo: 400 y pico metros en menos de 30 segundos.. Bastante espectacular.
Reseña gastronómica

El otro día, nuestra amiga Jean nos contó que al lado del Taipei 101 habían abierto un restaurante de ramen muy famoso que tiene el record mundial en colas para entrar. Sí, colas, porque aquí lo de hacer colas para todo les chifla. Cuanta mas cola hay en la puerta de un sitio, mas prestigio gana. Este, en concreto, es parte de una cadena que se llama Ichiran Ramen, que tiene no se cuantos premios, y además es 24h. Cuando abrieron el de Taipei, hubo gente haciendo cola durante mas de dos días con sus dos noches. No las mismas personas, se entiende, pero hubo cola esos dos dias. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, y aprovechando que estábamos al lado y no teníamos nada mejor pensado, nos fuimos para allá. Hora y media de cola en la calle nos tragamos, así como os lo cuento. Hasta te regalan abanicos con publicidad y ponen un tanque de agua fría los tíos, para que no se les desmaye la gente. El caso es que cuando consigues entrar, en lugar de un comedor grande con mesas, lo que hay son unos pasillos con cubículos individuales y una ventanilla enfrente de cada uno por dónde te sacan la comida. Muy raro y muy divertido, aparte de lo bueno que está el bendito ramen…
Hoy estamos ya en el sur en un sitio llamado Kenting, despues de un día de viaje en tren y autobús, mañana empezamos tres días de buceo que no se yo cómo saldrán, pero eso es otra historia y habrá que contarla en otro momento. Como sigamos con estos retrasos en los posts me voy a acabar estresando… Hala, mañana mas
zàijiàn 再見
jope yo no he probado el ramen. voy a mirar en internet como de hace
Me gustaMe gusta
hora y media de cola… ni cuando éramos chavales para entrar a Pacha, demostrando que cualquier sacrifico es bueno para darle este nivel al blog. Por cierto si está bueno y es original lo mismo una franquicia de ese sitio en Madrid no es mal negocio…
Me gustaMe gusta
Reich tenéis que ir al Ramen Kagura en Madrid es el mejor, como no reservan tb tiene cola en la puerta pero merece muuucho la pena!!
Me gustaMe gusta
Raquel, hazme caso: No lo pruebes, NO TE METAS EN ESTO, o acabaras como nosotros, metidos en un pozo de adiccion del que es muy dificil salir. Preguntale a Elena por nuestro sitio favorito en Madrid 😉
Me gustaMe gusta