HIKARI 639: El tren fantasma

こんにちは apreciados seguidores

Hoy no iba a haber post. Total, lo único que teníamos que hacer era ir de Takayama a Kyoto en tren con los billetes ya comprados y los horarios y estaciones controlados. ¿Qué podría salir mal? Pues resulta que, al parecer, ayer hubo un terremoto (del que no nos hemos enterado) y eso ha provocado desajustes en los trenes. Entiéndase «desajustes» en contexto japonés: Algunos trenes pueden acumular un retraso de hasta 5 minutos. Aquí son así, los retrasos medios anuales los miden en segundos. ¡SEGUNDOS!… Lo del trasporte público en Japón es una cosa tremenda, funciona todo como un reloj suizo. Vamos con la crónica.

Empezamos el día muy prontito en Takayama, con tiempo más que de sobra para desayunar, cerrar las maletas y darnos los 10 minutillos de paseo hasta la estación. El primer tren es el Limited Express Takayama-Nagoya (HIDA 6), y es el único que sale de la estación a esa hora, no tiene pérdida. En caso de duda, seguir a los 200 españoles que van a coger todos el mismo tren, ningún problema. En un momento estábamos en marcha disfrutando del grandioso paisaje de los Alpes Japoneses medio adormecidos por el traqueteo del pintoresco tren de montaña. Un rato después, el tren se para y en los letreros anuncian que, debido a desprendimientos provocados por el terremoto, la llegada a Nagoya sería con retraso. Teníamos el trasbordo un poco ajustado de tiempo (15 minutos) así que un retraso, por pequeño que sea, nos puede complicar la vida.

No fue gran cosa, sólo estuvimos parados 5 minutos, y además la web de la empresa de trenes (que informa en tiempo real de los horarios, salidas y llegadas de todos los trenes) decía que el que teníamos que coger (Nagoya-Kyoto, HIKARI 639, andén 17) iba con 5 minutos de retraso y que si perdíamos la conexión por culpa del retraso, en los mostradores de la compañía nos cambiarían el billete por el siguiente disponible. Aun así, en cuanto paró el tren, salimos corriendo con las maletas hacia el andén 17 y el interrail entre los dientes, todavía con un par de minutos de margen. Y llegamos a tiempo. En nuestro andén esperaba el flamante tren bala con las puertas abiertas.

Ya más tranquilos, felicitándonos por la eficacia, nos recorrimos tres o cuatro vagones golpeando a los pasajeros con nuestras inmensas maletas para encontrarnos con nuestros asientos ocupados. La señora que estaba sentada alli, muy amable, nos pide el billete y nos indica que ése es otro tren… ¡¡POR BUDA¡¡ ¡¡LA HEMOS CAGADO!! Debido a los 5 minutos de retraso, el que estaba en el andén a la hora que debía salir el nuestro era el anterior… Durante un rato hemos sucumbido al pánico, intentado entender los mensajes de la pantalla en japonés a ver si por casualidad ponía el nombre del tren en cristiano…¿Pero a dónde va éste puñetero tren? ¿Y si nos hemos metido en el expreso que recorre el país y en sólo 5 horas sin paradas te deja en la otra punta de la isla norte a 1500Km? ¿O en el transiberiano y acabamos en Moscú?…

Hasta que ha pasado el revisor. Que con gran flema (y un inglés de nivel principiante) nos recuerda que nos hemos equivocado de tren pero que cómo vamos con el interrail da igual, no nos va a cobrar otro billete. Y que además ese tren también va a Kyoto, y que sólo falta una media hora larga para llegar. Ahhhh, maravilloso. Hasta había asientos libres. Que no podíamos ocupar: El buen hombre, al vernos sentados, se ha deshecho en disculpas y reverencias, pero no nos ha dejado ocuparlos. No lo entiendo, la verdad, si están libres y nos bajamos en la siguiente parada, ¿qué más le dará?. Bueno, mira, con el subidón de saber que el error no había sido grave nos hemos hecho el resto del viaje de pie tan contentos…

Y ya estamos en Kyoto, la antigua capital del imperio, de la que apenas pudimos ver una pequeña parte en nuestro primer viaje y que, de hecho, es una de las principales razones para volver aquí: Tener dos o tres días enteros para patearla agusto. Hay una historia muy famosa de cuando en la guerra mundial, los americanos estaban eligiendo objetivos para lanzar la bomba atómica y Kyoto era una candidata. El asesor del presidente para asuntos de Japón le convenció de salvarla, dado que no tenía interés estratégico y sí un inmenso patrimonio histórico imposible de reemplazar.

Después de entendernos a duras penas con un taxista de 125 años de edad (que me pedía que le pusiera en japonés la dirección del hotel en el móvil porque no podía leer el texto) y hacer la carrera enseñándole el google maps hemos llegado al hotel sin más incidentes pero notablemente hambrientos. Debe ser el olfato, el instinto, la experiencia o vaya usted a saber qué, pero hemos encontrado sin buscarlo la zona de bares y restaurantes pintorescos, que queda bastante cerca del hotel. Hemos vuelto a caer en lo fácil y la comida ha sido, otra vez, la opción por defecto: Ramen en tugurio de comer en barra y pedir en máquina. Bastante bueno, la verdad…

Por la tarde nos hemos visto perdidos en un inmenso (IN-MEN-SO) centro comercial en el que hemos entrado porque desde la calle salía un fresquito de la climatización muy tentador. Tampoco ha estado mal, y de hecho, no teníamos nada mejor qué hacer hoy más que explorar, así que al menos hemos echado ahí la tarde oyendo español alrededor como si estuviéramos en Las Rozas Village. Imposible tener morriña aquí…

Una cervecita en un sitio al lado del hotel (bar equivocado, no merece la pena detenerse en esto, mañana encontraremos otro) y la cena también cerquita en un sitio de panko tonkatsu (perdón, no se me mosquee el sector crítico del público, tú sabes que hablo de tí) bastante bueno y acogedor:

Mañana tenemos toda la mañana de turismo cultural y monumental, a ver si las fotos hacen justicia al aspecto majestuoso de lo que tenemos pensado ver. Abrazos.

Luis y Elena

2 comentarios sobre “HIKARI 639: El tren fantasma

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  1. vaya aventura!!!

    Que lastima que quede tan lejos porque es una maravilla pensar que te puedes desplazar en tren tan a gusto con retrasos tan ridiculos!!!yo firmaria por trenes asi lo que hiciera falta:aqui a dia de hoy es impensable que sea asi en esta España nuestra

    Gracias por estas cronicas tan amenas!!!

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  2. Que ¿por qué os topáis con las zonas de bares y restaurantes? Es el Ikigai (madre mia -por cierto el comentario anterior es suyo pero no sabemos firmar- lo que estoy aprendiendo de cultura japonesa en este vuestro viaje…

    Tanoshimu

    P & The Lab pack

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