Cabo Verde: Que vuelvan los viajes

¡Holaaaaa! ¡cuanto tiempo!

Pues sí, queridos lectores, más de dos años sin mandar ningún post nuevo a mi querido blog. No hace falta que recordemos las razones, todos nos hemos visto afectados en mayor o menor medida por ésta puñetera desgracia. El año pasado mantuvo un poco la tradición la bloguera consorte, si no llega a ser por ella no habríamos contado nada. Afortunadamente parece que estamos todos aprendiendo a convivir con la nueva realidad, y los viajes son una de las cosas que se están recuperando. Como habréis podido comprobar, este año tenemos novedades, hemos pasado todo el asunto a una plataforma nueva, y al menos el aspecto ha mejorado bastante. Parecía lo más adecuado, siendo éste además la entrada número 100. Bienvenidos todos, ya sabéis que os podéis suscribir por email o haceros seguidores dándole a los botoncitos de siempre. Y ya puestos, hasta podéis dejar comentarios abajo sin necesidad de registraros ni nada, no hagáis caso a los recuadros de nombre, correo y demás, se pueden dejar en blanco o podéis ser creativos y poner ahí lo que os de la gana….

Preparando las vacaciones hace un par de meses, viendo que el mundo iba abriéndose otra vez poco a poco, estuvimos pensando destinos más o menos asequibles para ir retomando nuestra aficción viajera, con la idea de hacerlo empezando por algo facilito y no demasiado paliza. Cabo Verde ha resultado una opción ideal, un archipiélago tropical a sólo 3 horitas y media de la península, con una infraestructura turística notable y no demasiado exótico. Al menos en la isla de Sal, que es dónde hemos venido. No hay vuelo directo desde Madrid, pero la combinación vía Lisboa con la TAP portuguesa parecía sencilla. ¿Qué podría salir mal?… Un montón de cosas en realidad. Relájate y disfruta del rosario de desgracias que pueden ocurrir cuando la industria del trasporte aéreo trata de arrancar el motor después de dos años parado:

Para empezar, el vuelo Madrid-Lisboa se retrasó más de 3 horas. Tres. Horas. Dado que nos presentamos en el mostrador de facturación con otras tres horas de antelación (haciendo caso a las historias de terror que cuenta la gente en internet. Casi no nos dejan facturar por estar allí con demasiado antelación) eso suma más de 6 horas de tediosa y agotadora espera. Afortunadamente, el vuelo Lisboa-Sal también lo retrasaron otras dos horas, con lo que al menos no perdimos la conexión. No quiero ni pensar lo que hubiera sido pasar la noche en algún triste hotel de aeropuerto a la espera de que nos recolocaran.

El vuelo hasta Sal también fue incómodo y agitadillo. Uno que ya hace los viajes largos en bussiness esperaba asientos tipo cama, más cuando eran las horas que eran y el agotamiento empezaba a notarse. Pues no, la única diferencia con la clase turista era la cortinilla entre las dos partes y los cacahuetes que nos dieron antes de cenar. Elena hasta hizo vídeo con voz en off protestando y la intención de aprovecharse de toda su fuerza de influencer. Los de la TAP nos van a oir…

Salimos del avión en tercera posción para llegar con ventaja a la cola de los pasaportes, y eso al menos fue bien, porque no hay tal cola, son las benditas máquinas automáticas en las que metes el pasaporte, miras a cámara y listo. 20 segundos de trámite y estábamos los primeros esperando en la cinta de los equipajes. Salimos de allí los últimos: Se perdió la maleta de Elena. Sí, por primera vez después de haber estado en 41 países, nos perdieron una maleta. Pusimos la reclamación correspondiente, y ahora estamos a la espera de que den con su paradero y nos la traigan al hotel. Crucemos los dedos.

¿Pensabas que se habían acabado ahí las desgracias? Pues no: el minibus que nos fue a buscar al aeropuerto pinchó una rueda a un par de manzanas del hotel y nos tuvieron que meter en un taxi. Y encima llovía. Y se me ha irritado un sobaco. Y la crema para las irritaciones está en la maleta perdida…

Total, que conseguimos acostarnos completamente agotados cuando ya eran más de las 4 de la mañana de aquí (tres horas menos que en España) con lo que, echando una cuenta rápida, el «viaje facilito de dos vuelos cortos» se nos fue a unas 16 horas de sufrimiento. Y hemos perdido el desayuno del primer día. Y ya se acabaron las desgracias. Punto y aparte.

Hasta Elena se ha sorprendido de lo bien que tenía pensada la mochila con lo imprescindible que llevaba además de la maleta. Tiene todo lo necesario para sobrevivir bastante bien unos cuantos días. Sólo ha hecho falta comprar unas chanclas y un vestido playero en un bazar chino. lo demás lo tiene todo aquí. Esta mañana hemos salido de reconocimiento a hacer los recados habituales del primer día, como sacar dinero del cajero, comprar crema para culo de bebé en una farmacia (para mi sobaco, que estaba que daba pena verlo) y comprobar que el pueblito en el que estamos (Santa María) es bastante más civilizado y turístico aun de lo que pensaba. La playa es enorme y hay una gratificante cantidad de chiringuitos, bares, beach clubs y restaurantes por todos lados. Hasta un pub irlandés enfrente del hotel. Todo el mundo habla español (aunque ya sabéis que nosotros, la gente de mundo, no tenemos problemas con los idiomas…) y la cerveza local, llamada Strela, está considerablemente buena. De esto ha habido varias ocasiones para comprobarlo, como os podéis imaginar. Antes de comer, en la piscina del hotel, durante la comida en el restaurante de la playa, despues del paseo tras la reparadora siesta… Creo que por ese lado estamos cubiertos.

No habrá hoy reseña gastronómica, la comida está bastante buena aunque es poco exótica en general. Mucho pescado a la brasa y algún sitio con langosta asada que habrá que probar. Mañana empezamos el buceo, que es a lo que hemos venido principalmente. A ver qué tal se nos da después de dos años, ya les avisaremos para que nos lleven a un sitio facilito y coger confianza otra vez.

Bueno, pues la verdad es que me ha encantado poder volver a contar aventuras aquí después de tanto tiempo. Espero no haber perdido mano con el tema, pero si es así, prometo que la cosa irá mejorando los próximos días. Mañana más.

10 comentarios sobre “Cabo Verde: Que vuelvan los viajes

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  1. Bueno , vaya peregrinaje , claro que así la crónica estaba de lo más entretenida
    Elena cómprate un montón de cosas que no tienes maleta , espero que se solucione pronto
    Que alegría volver a leer las crónicas . Un beso muy fuerte para los dos

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  2. Chicos que alegría volver a leeros y siendo sincera…. no solo por vosotros sino por todo lo que implica . Un récord guines teníais ya sin haber perdido maletas jajajaja. Pero q eso no sea un impedimento para disfrutar .

    😘😘😘

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    1. Ya era hora… Los veranos sin el blog no eran iguales, está claro. Disfrutad mucho y cuidado con los caboverdianos, que los carga el diablo.

      Jaime (y Río y Marina)

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  3. Que buena pinta esa Strela empañada!! Strela de Sal (icia) !!!!
    La mayor desgracia la del sobaco irritao… solo de leerlo me ha dado picor empático 😵‍💫
    Feliz veraneo !!

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