El lago Titicaca

Imaynallan queridos lectores.

Ultima actividad hardcore del viaje, parece que una vez le coges el ritmo a los tours, la cosa se hace más llevadera. Llegamos anoche a Puno (3800m) despues de una agotadora jornada de 14 horas de turismo y viaje, sin muchas ganas de hacer nada más que salir a cenar algo rápido. El hotel se llama Kaaro y es muy barato… (perdón, no he podido evitarlo), un algo a medias entre hostal de mochileros y hotelito para excursionistas. Lo elegimos porque está muy bien situado, apenas un par de cuadras

 manzanas de la plaza de armas y el centro de Puno, y valía cuatro duros. Total, para dos noches que tenemos aquí no íbamos a andar con dispendios absurdos. Error. Deberíamos haber mirado las cosas con un poco mas de detalle. Para empezar, no tiene calefacción. Leer esto desde la soleada España en un abrasador mes de Agosto no parece demasiado grave, pero en una ciudad a casi 4000m de altura, en pleno invierno y a orillas de un lago inmenso es otra cosa. No veas el frío que hace, por las noches la temperatura baja a -5º. Sí, bajo cero. Encima, la habitación tiene unas ventanas con cristalitos finos finos como de taquilla de estación de tren que se deslizan para abrirla, y no aíslan lo mas mínimo. La cama es una birria, estrecha y mala, la mitad de las luces de la habitación no funcionan, la ducha es un chorrito miserable intermitente, en fin, una gloria… Para hacerse una idea de lo incómodo del sitio, sólo os puedo decir que cuando llegas por la noche despues de cenar, en recepción te dan bolsas de agua caliente para meter en la cama, como en la posguerra…

Vamos con la cosa turística. Puno, como ya sabéis, está a orillas del famoso Lago Titicaca, que es el lago navegable mas alto del mundo. Es una ciudad fea sin apenas interés turístico, con la correspondiente catedral en la Plaza de Armas como todas las ciudades del Perú, y una calle peatonal con tiendas y restaurantes. Poca cosa más, la verdad. Nos recogieron a las 8 y media para llevarnos, junto con unos cuantos soñolientos y agotados turistas más, al puerto a coger el barquito para el paseo por el lago y la visita a las islas flotantes de los Uros. Hay gente que se tira con esto dos días, hasta hacen noche en algún poblado de unas islas del lago, para empaparse mejor de esa cultura indígena y hacerse una idea más profunda de su medio de vida tradicional. A nosotros, a estas alturas, ya nos da mucha pereza. Una excursión de media mañana nos vale y nos sobra…

El guía, un señor mayor con un extraño acento en el hablar, afirmó ser «Aimara«, que es un grupo étnico mayormente boliviano, pero con población en Perú, Chile y Argentina. Decía saber tambien quechua, y como traducía todo al inglés, el amigo dominaba bastante bien al menos cuatro idiomas. No está mal para venir de un colectivo bastante marginal, francamente. Los indios Uros llevan habitando el lago Titicaca desde la mas remota antigüedad, y no parecen haber evolucionado mucho desde entonces. Te llevan a ver cómo viven, en unas modestas cabañas construidas sobre plataformas de juncos (llamados totora) de un tamaño considerable, que son las famosas islas flotantes. Te explican cómo se hacen, te cantan unas canciones folclóricas (a mí esto me dio bastante cosa verlo, la verdad) y te someten a gran chantaje emocional para que les compres algún producto de artesanía que hacen. Sin problema, para cuatro duros que te cobran por ello no vamos a andar escatimando. Seguro que lo hacen los chinos (o los niños esclavos de Bangladesh) y lo venden el los bazares de Puno por la mitad de precio, pero oiga, entre pagar 3 euros o 1 y medio no hay gran diferencia.

Luego te montan en una embarcación de juncos tradicional y te llevan, a remo, a una isla flotante enfrente a la que llaman la capital del poblado. El remero (que se autodenominó «Presidente» de la isla) estaba deseando hablar de fútbol conmigo, porque era seguidor de la liga española. Resulta que el gobierno, hace años, les regaló placas solares para poner encima de las chozas, y ahora todos ven el fútbol. De verdad que en este mundo globalizado ya no queda nada auténtico. Si al menos hubiera encontrado a alguno que dijera ser del Atleti… La isla capital es otra birria como un piano, pero con restaurante y mercadillo de souvenirs. Y un letrero enorme para hacerte la foto. Excursión interesante, en suma, y de sólo tres o cuatro horitas, que creo que es más que suficiente.

Con el resto del día libre, y una temperatura que, cuando luce el sol, es bastante tolerable (o incluso calurosa), nos fuimos a comer a un francés-peruano que tenía muy buena pinta, y que resultó ser todo un descubrimiento. No había absolutamente nadie, y la camarera, muy sorprendida de que vinieran dos turistas a comer (seguro que tienen más gente para cenar, está el primero en la muy fiable e incuestionable lista del tripadvisor) hasta nos preguntó cómo lo habíamos encontrado. Se llama «La Table del Inca», por si venís alguna vez por aquí, Muy recomendable.

Pasamos la tarde dando paseos calle peatonal arriba, calle peatonal abajo (jadeando en la parte que sube), y de tienda de souvenirs en tienda de souvenirs. No hay mucho más que contar, para cenar nos armamos de valor y nos metimos en un sitio enorme de pollos asados (aquí les llaman a la brasa y son muy populares) lleno de gente autóctona y sin ningún turista, que son de estas cosas que hacemos de vez en cuando para integrarnos mejor en la cultura local. Los pollos asados no dan para integrarse mucho, la verdad, no es una comida muy exótica, pero oiga, Puno da para lo que da. Y además hace un frío que te mueres. De todas las cosas que hemos hecho este viaje, seguramente es la que menos vale la pena y la menos vistosa, aunque siempre se saca algo positivo de toda experiencia.

Mañana tenemos otra vez todo el día de viaje (autobus-avión-coche-autobús-coche) desde Puno a Juliaca para coger el vuelo a Lima, y de allí en autobús hasta Paracas, donde nos espera una maravillosa semana de descanso en un hotel de piscina, playa y spa, de los de no hacer nada en todo el día. Haremos una excursioncilla de un par de horas a ver unas islas en las que viven pingüinos y lobos de mar y poca cosa más. Despues de estos últimos días de ritmo despiadado nos hace mucha falta un buen descanso. Ni rastro del mal de altura, salvo los jadeos al subir las cuestas. Seguiremos informando.

Paquarin Kama.

2 comentarios sobre “El lago Titicaca

Agrega el tuyo

  1. Imaynallan querido autor y esposa, desde hace unos días he optado por hacer lectura en voz alta en los desayunos de Cabañas, si no era imposible leerte. Y hoy ha sido un gran éxito, a mi suegra las reseñas gastronomicas le chiflan y como fan del Atleti que es hoy se ha tronchado. Angelito preguntando que qué es un mundo globalizado….por eso del fútbol y Miguel que cuentes más de los lobos de mar y los pingüinos mañana…Besos desde este lado del mundo!!!

    Me gusta

Replica a Belén Cancelar la respuesta

Blog de WordPress.com.

Subir ↑