Ha Long Bay y el turismo industrial

Xin chào, queridos lectores. Despues de dos días de desconexión forzosa, estamos de vuelta en Hanoi para nuestro último día en Vietnam, mañana por la noche nos llevan al aeropuerto, así que aun disfrutaremos de ese ultimo día tan entretenido que solemos tener, cuando ya no tienes habitación de hotel pero te quedan varias horas por delante sin nada qué hacer hasta que llegue la hora de irse. Creo que ésta vez, al menos, algún plan podremos apañar. En cualquier caso, esperamos estar en casa para el día 17 por la tarde, asi que intentaremos mandar el tradicional post de fin de temporada. Vamos con el último de ésta

Ayer por la mañana, muy temprano (ya sabéis que se nos da muy bien esto de tener que madrugar más para hacer turismo que para ir a trabajar) vino a buscarnos un chico muy majete llamado Louis que se puso muy contento cuando se enteró de mi nombre y de que no tenía que preocuparse de memorizarlo. Nos metió en un bus de dudoso aspecto con los asientos decorados con tapetes en motivos orientales, y nos llevó de gira por la ciudad recogiendo al resto de turistas, casi todos (oh sorpresa) españoles. Con dos o tres buses mas el mismo día y la agencia en la parte vieja de la ciudad, los tíos hacen virguerías para cargar y descargar turistas en un barrio de calles estrechas dónde es imposible parar y además está prohibido. Digno de verse, nos soltaron en la agencia para pagar la excursión y cuando nos quisimos dar cuenta, el bus en el que habíamos dejado las mochilas con la cartera, los pasaportes, las llaves de casa y demás cosas de poca utilidad, habia desaparecido. Volvió a la media hora, para llevarse a Elena ésta vez, y darle una bonita vuelta a la manzana viendo el alegre y bullicioso enjambre de motos que pululan por todas partes. Así un par de veces hasta que consiguieron tener a todos los excursionistas en el mismo sitio y con la factura pagada.

El trayecto a Ha Long dura unas tres horas y media desde Hanoi, y por el camino te van contando cosas sobre el sitio, como por ejemplo el tranquilizador dato de que lo visitan al día 25000 personas, pero que no nos preocupemos porque nos van a llevar por una parte en la que no hay tantos. Añaden un par de leyendas sobre el origen del nombre («Dragón descendiente» o algo así) y alguna cosa mas, hasta que te das cuenta que toda esa historia es una distracción para que no te fijes demasiado en el conductor del bus y su forma de circular por las carreteras vietnamitas. El resumen es que se puede adelantar casi en cualquier sitio, sin que importe demasiado si de frente viene alguien o no (casi siempre caben tres vehículos a lo ancho), y da lo mismo hacerlo por la derecha, por la izquierda o por el arcén, si no hay motos ahí. Y si las hay, se toca un poco el pito para que el de la moto deje un momento de hablar por el móvil y se aparte, no sea que se le caigan las cajas con gallinas vivas que trasporta apiladas en el asiento. Una cosa espectacular.

Una vez llegados a destino, te montan en una barcaza como de desembarco de tropas pero de madera, te ponen un chaleco salvavidas que apesta a podrido y te llevan al barco dónde vas a hacer el crucero por la bahía. No gran cosa, el barco, mas o menos igual que las docenas de cruceros que se ven en el puerto por todas partes. Por donde mires. Reparten los camarotes (no entremos en detalles salvo el de que la ducha, el váter y el lavabo han sido instalados de forma, digamos, ingeniosa, para ocupar el menor espacio posible) y te explican el plan: Primero la comida (ni reseña voy a hacer), y un par de horas mas tarde, una paseo en kayak a ver unas cuevas y luego un bañito refrescante.

El paseo en kayak regular, lo único bueno es que he descubierto otro deporte que no me gusta, asi que no haremos más comentarios. Las cuevas muy chulas, muy de aventura extrema el ponerte a trepar por rocas pulidas con las chanclas mojadas y pisando charcos de caca de murciélagos. En cuanto al bañito refrescante, hubo que cambiarlo de sitio porque la calita dónde nos llevaron (despues de lo que me parecieron unas 15 horas remando en el dichoso kayak) había desaparecido al subir la marea, que por cierto traía un agua considerablemente sucia y con mucha cosa rara flotando. No es de extrañar, entre los numerosos cruceros de turistas se pueden ver enormes barcos de mercancías descargando en gabarras, que no me parece muy propio en un sitio que se supone que es un parque nacional y además patrimonio de la humanidad. Cosas que pasan.

Tras una noche de sueño soprendentemente buena (teniendo en cuenta la escasa comodidad del camarote, y el tormentón de rayos, truenos y centellas que nos cayó encima) nos despertamos a las 6, para desayunar a las 6 y media y estar listos a las 7 para las actividades de la mañana. Disciplina militar la del amigo Louis, y todo porque había aviso de tormenta (de las buenas, no los fuegos artificiales de por la noche) y el gobierno, en ese caso, obliga a todos los barcos de turistas a estar en el puerto a las 11 de la mañana. Así que nos enseñaron una cueva mas (esta mejor equipada con caminos practicables) en lo alto de una escalera de no se cuántos cientos de escalones, y un mirador en una isla llamada Ti-To en honor del segundo hombre en el espacio, el ruso Titov que visitó Vietnam en los años 60 como parte del programa de amistad (ejem) entre los dos paises. El mirador de la isla Titov está a una altura absurda, al final de una cantidad de escalones que es un despropósito. A mitad de camino me he quedado, no os digo mas…

A las 9 y media ya estábamos navegando de vuelta al puerto, en medio de una enorme procesión de barcos todos del mismo estilo. La verdad es que entre el paisaje de las islas de la bahía y la caravana de barcos, el espectáculo era digno de verse. El sitio es una maravilla, miles de islas de paredes de piedra verticales, completamente vírgenes, con la neblina de fondo que había, una cosa tremenda. La pena es la explotación industrial del turismo aquí, seguramente es mas inteligente intentar conservar el sitio muchos años (trayendo menos turistas), que tratar de sacar el máximo rendimiento posible y en el menor tiempo posible, mientras dure la cosa. Hemos visto lo mismo en otros muchos sitios, y en casi todos ya sabemos cuál es la opción que se tomó. Una pena.

En fin, de las tres horas y media de viaje de vuelta no vamos a contar mucho, os podéis imaginar la emoción y la diversión. Nos han dejado en el hotel a una hora muy decente, con tiempo de sobra para darnos una ducha muy necesaria (que peste traíamos, por Dios), descansar un buen rato y mirar dónde cenar. La elección final, despues de unos cuantos días de comidas exóticas, ha sido un sitio de carnaza, de los de chuletones al peso. Nos ha sentado de miedo, ya iba haciendo falta un poco de proteína despues de tanta verdurita y tanto arrocito…

Y poco mas por este año. Mañana, como os contaba, nos recogen a las 10 y media de la noche, así que haremos lo posible por rellenar el día de la mejor manera. Nos vemos a la vuelta, deseadnos buen vuelo.

Chúc ngủ ngon

4 comentarios sobre “Ha Long Bay y el turismo industrial

Agrega el tuyo

Replica a Luis Novo Cancelar la respuesta

Blog de WordPress.com.

Subir ↑