Hagamos el turista

Bueno, esto se va acabando, un último post temático desde el Caribe, porque dentro de unas horas volamos de vuelta al viejo mundo, dónde se puede beber agua del grifo y en los bares dan cerveza decente. La vida en el resort turístico, aparte de la pelea contínua con el resto de huéspedes, consiste en ir diciendo que no a los numerosos y pesadísimos vendedores que pululan por los caminos mas transitados intentando sacarte la pasta de la forma que sea. Los mas pesados son los de los puestos de pulseritas y adornos étnicos, que los niños esclavos de Bangladesh fabrican imitando a la perfección las técnicas artesanas ancenstrales de los indios Taínos (o de cualquier otra parte del mundo, para el caso). Tambien llama la atención los que insisten en que vayas a nadar con delfines, que te ofrecen diferentes tarifas según el tamaño del bicho. Cuanto más grande, más caro. Literal.

Al final perdimos la oportunidad, única en la vida, de ir a practicar la pesca del merlin en alta mar, por falta de días. Eso y, francamente, por falta de fe en los carteles de publicidad con fotos de guiris sosteniendo inmensos ejemplares de pez espada. En la letra pequeña ya advierten que no te garantizan las capturas. A mí me lo van a decir, que no hay cosa en la vida a la que le haya dedicado más horas con peores resultados…

Lo que sí hicimos fue la obligatoria excursión de snorkel, para que los que tienen la desgracia de no ser buceadores puedan echar un vistazo a las profundidades y hacerse una idea de lo que hay (y de lo que no hay) allí abajo. Nos montaron a los 11 en una barquichuela con ventanas en el casco para que veas la bonita arena del fondo y nos llevaron al mismo sitio al que fuimos a bucear con los chavales el otro día. Exceptuando el hecho de que no nos dieron aletas (por razones inexplicables, salvo que quieran que la gente se canse antes, pataleando en el agua para no ahogarse) la cosa no estuvo mal del todo. Pudimos ver unos cuantos pececillos de colores y nos quemamos la espalda como turistas de pro. Aquí arriba podéis ver la parte glamurosa de la expedición apretándose unos roncolas en el agua como si tal cosa…

Y poco mas. Elena y yo ya estamos de vuelta en Puerto Rico haciendo tiempo para coger el vuelo de vuelta a casa en unas horas. Lo único reseñable es volver a destacar la enorme estupidez que recubre como una capa de porquería toda la miserable experiencia del viaje en avión. Ayer, cuando estábamos facturando para volar desde Punta Cana a San Juan, la subnormal del mostrador de JetBlue (la low cost de trasporte de ganado con la que hemos volado entre las dos islas) nos dice que la maleta de Elena lleva sobrepeso (tres libras, que como todo el mundo sabe, corresponden a una fanega y media, o a 7 arrobas, o a 8,32 celemines). La mía iba ligera, así que como somos dos y vamos juntos, le señalamos que entre ambas maletas pesaban menos que el máximo que permiten. Inutil. La tonta del culo no lo entendía, así que para dejar claro lo absurdo del tema, abrimos las dos maletas y nos pusimos a pesar, con gran calma y parsimonia (ignorando el cabreo de la cola y dirigiéndolo a la imbécil del mostrador) unos cuantos botes de crema para el sol, aftersun, acondicionador para el pelo y líquido de lentillas hasta llegar a las 3 libras, para pasarlo todo de la maleta de Elena a la mía. Así las dos pesaban, cada una, menos del límite. El peso final es exactamente el mismo (se llama ley de conservación de la masa, un principio físico elemental que, al parecer, desconocen las compañías aéreas con muchas ganas de cobrar a los turistas el exceso de peso), pero no veas la satisfacción que da ver la cara de idiota que se le queda a la tía cuando se da cuenta de lo que ha hecho 🙂

 Y se acabaron las vacaciones por este año. Aun tenemos unos días para ir a Galicia a ver a la familia y recuperarnos del jetlag. Mandaremos un último post de despedida desde casa, para cerrar la temporada. Deseadnos buen vuelo, un saludo a todos.

3 comentarios sobre “Hagamos el turista

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  1. Se te nota que lo pasasteis muy bien haciendo el turismo de populacho eh ? jajjajaja. Buen articulo, refleja exactamente lo que hay por esas tierras

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