Descanso en Pacific Harbour

Bula Bula, sufridos y fieles seguidores…

Ultimo día de vacaciones antes del (larguísmo) viaje de vuelta. Hoy no ha habido ninguna actividad especial, al menos ninguna exótica o arriesgada. Hemos amanecido con el tiempo justo para que no nos cerraran el desayuno, que debe ser la hora a la que amanece todo el mundo aquí porque cuando hemos llegado al comedor, estaba lleno hasta la bandera, con los huéspedes compitiendo por los ultimos bollos y haciendo cola esperando que sacaran café, que se había acabado. Ha amanecido un día espléndido, por lo que nos hemos tirado una hora en las hamacas de la piscina hasta que los niños (de los demás) se han puesto demasiado pesados, y han dado la hora de la mani-pedicura de Elena en el spa. Sí, ella es así: Ha aprovechado el último día para reparar los destrozos causados por el buceo, que es muy dañino para la estética.

Despues, aprovechando el solecito, nos hemos ido a comer al Arts Village, que es el cutre-centro comercial de la zona (zona que se llama Pacific Harbour, por si os preguntábais por el título del post). Una especie de Las Rozas Village pero en pequeño y mucho menos lujoso. Hay un garito al que yo le tenía echado el ojo desde antes de venir, el Baka Blues Café, con estupenda pinta de tugurio canalla para por la noche. Lógicamente a mediodía no había mucha gente, pero aun así hemos comido de maravilla en la terracita, cosas de estilo cajún y tex-mex que no estaban mal. Dos Fiji Bitters para acompañar y listos.

Y claro, ya que estabamos ahí, hemos aprovechado para las últimas compras de souvenirs (ya tengo mi pin de Fiji, gracias) y demás chorradas diversas. Entre ellas, una cachiporra de las que usaban los gurús para descalabrar a las víctimas de los  sacrificios ceremoniales (véase la foto) antes de comérselos. La nuestra es de adorno y no tiene el simpático y práctico pitorrillo del final, de gran eficacia para proporcionar una muerte rápida e indolora al interesado, pero de todas formas no pensábamos usarla de verdad con nadie, así que lucirá estupenda en la pared mientras explicamos a las visitas para qué sirve. Se acompaña el artilugio con diversas herramientas de variada utilidad asesina, como hachas, machetes y cosas así.

Hemos vuelto al hotel dando un paseo por la estupenda playa de aquí, que ni habíamos visto de cerca ni, por supuesto, nos habíamos bañado. Para el que le guste ese rollo playero, el sitio es precioso, y la playa casi desierta, aunque antes de entrar hay que andar mirando hacia arriba por si caen cocos de las palmeras, que parece una situación frecuente viendo los que había en el suelo.

El resto de la tarde ha sido el habitual y agónico proceso de hacer las maletas. Siempre, en todos los viajes, tanto en el de ida, como en los intermedios, como en el de vuelta, al hacer el equipaje pasamos por las mismas cinco famosas fases del duelo: Negación («No, imposible, yo no meto todo esto en la maleta ni miniaturizándolo»), Ira («PERO PARA QUE ***** ME HABRE TRAIDO ESTA ***** SI NO LO HE USADO, ******!!!!»), Negociación («Vale, yo te llevo tus zapatos pero tu tiras aquí la ropa vieja»), Depresión («Imposible, a mi no me dejan salir del pais con esta maleta sin pagar aranceles de exportación») y Aceptación («¡¡Es un milagro ha cabido todo!!»), salpicadas con ocasionales ratos de desesperación, forcejeo con las cremalleras, saltos encima de la maleta sin cerrar y varias patadas. De alguna forma inexcrutable y misteriosa, todo acaba por caber y todas las bolsas acaban por cerrar. Sigo sin explicármelo…

Mañana nos recogen a las 5 de la mañana, nos esperan unas 40 horas de viaje por delante y, si todo va bien, estaremos en casa el martes 19 a primera hora de la mañana. Mandaremos un último post de despedida y cierre de temporada, deseadnos buen viaje.

Saludos (finales) desde los mares del sur, nos vemos en Madrid.

Un comentario sobre “Descanso en Pacific Harbour

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  1. Lo he pasado divinamente leyendo vuestras aventuras. Como miembro del club de la gula, lo que más me gusta son los apartados gastronómicos. Buen viaje de vuelta chicos! Gemita.

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