El Seul profundo y el choque cultural

안녕하세요, queridos lectores:

16 Km… 16000 metros, 24597 pasos, todo ello según la pulsera inteligente de Elena. Los tobillos como morcillas, y los entremuslos irritados como el culo de un bebé con cólico. ¿Y todo para qué? Para ir a ver un barrio que por Internet tenía buena pinta pero ha resultado poco turístico. Interesante? Sí, mucho…

El sitio en cuestión planificado para hoy se llama Dongdaemun, y según la web oficial es un sitio deslumbrante con edificios de arquitectura vanguardista, vibrante actividad comercial y un mercado tradicional antiquísimo. Hasta parecía que se podía ir andando, según el mapa. Pues nada, a media mañana (tras ser los últimos huéspedes del hotel en llegar al desayuno) y reposar un rato en la habitación las agujetas de ayer, nos hemos lanzado a la calle, dispuestos a todo y con ganas de dar un agradable paseo… El agradable paseo se ha convertido en una avenida de 4 km sin el menor interés, salvo que en cada manzana se agrupan las tiendas especializadas en, por orden: grifos, tarimas flotantes, suelos de gres, lámparas, sanitarios, tornillería, compresores, materiales de construcción, electricidad y fontanería. Todo tirado en medio de la acera en grandes cantidades. Así durante más de hora y media. Apasionante…

El famoso barrio de Dongdaemun es conocido por un edificio de no se qué arquitectio famoso, bastante chulo, y que tiene exposiciones, un museo y una tienda enorme de cosas de diseño. Yo, la verdad, nada mas llegar he dejado a Elena en la tienda y me he ido a la sala prometedoramente titulada «Visitors resting room», amueblada con tentadores sillones de diseño, porque tenía los pies como mi suegro Miguel despues de su camino de Santiago. A algún iluminado se le ocurrió la melonada genial de meter un piano en la sala de descanso de un sitio al que van un mogollón de niños, con lo que al sufrimiento de pies se ha añadido el de oídos tras unos minutos de padecer a 6 chavales coreanos golpear las teclas todos a la vez…

Otro de los atractivos del barrio es una de las antiguas puertas de la ciudad vieja, y el resto de la muralla que pasaba por ahí. La puerta, francamente, me ha parecido un poco pobre, sin mas interés que el de fondo de selfie, cuyo resultado podéis apreciar y en el que se aprecia la cara de concentración del encargado de pulsar el botón sin que se descuadre el invento. Al lado, y dejamos lo mejor para el final, está el «mundialmente famoso» (según la web oficial) mercado de Dongdaemung, donde yo tenía planificado comer en sus numerosos puestos de comida callejera, referentes de la gastronomía popular coreana. No hemos encontrado los puestos, pero aunque lo hubiésemos hecho, sólo el olor de los restaurantes de la calle (y el aspecto de la comida que cuecen a la vista) nos ha revuelto las tripas. Hemos encontrado, eso sí, la sección de zapatería. El mercado mas grande de Madrid, entero, es mas pequeño que la sección de zapatería ésta. El pasillo que hemos recorrido no tendría menos de medio kilómetro de largo, millones de zapatos (todos cutres, feos y chungos) amontonados en enormes pilas a los lados del pasillo. Y ni un comprador. Es imposible vivir de esto, de verdad, no me lo explico…

Para la vuelta hemos elegido la avenida paralela, con la esperanza de que fuera algo mas amena… ¿Sabéis qué?, no lo ha sido. Si en la ida predominaban los materiales para bricolage, en la vuelta eran los libros de segunda mano, las telas a granel, y los accesorios de jardinería. 4 kilómetros así. Nos han dado las tres de la tarde, yo me he venido abajo cuando hemos conseguido salir de la puñetera avenida y hemos encontrado la «Avenue of youth», dónde he tenido que confesar que no podía mas, que había llegado a mi límite de lo humanamente posible y que no me veía con fuerzas de buscar dónde comer, lo cual me da pie para retomar la popular sección de…

Crónica gastronómica

Elena ha elegido para la comida una especie de sitio de comida rápida extraña en dónde nos han dado una especie de solomillitos de cerdo rebozados con arroz y salsa de curry que, junto a la cerveza, me han sabido a gloria bendita despues de la paliza de la mañana.

Para cenar, tenía yo pensado un sitio con muy buena pinta que sólo hemos conseguido encontrar despues de preguntar a un policía, entrar en la oficina de información turística, y darle mil vueltas al mapa, al foursquare y a google. Y todo para nada, porque cuando hemos dado con el maldito sitio, ya habían cerrado. Sin dejarnos desanimar, nos hemos metido al azar en uno de los innumerables restaurantes de barbacoa coreana que hay por nuestro barrio. Y nos ha encantado. La cosa marrón rojizo que podéis ver a la izquierda de la parrilla se llama «kimchi», y es uno de los platos nacionales coreanos. Es col fermentada (o sea, podrida) con chile rojo picante, que te lo ponen de guarnición con todas las comidas. Está buenísimo… Mañana Elena amenaza con probar tentáculos de pulpo vivos con aceite de sésamo, que al parecer también es típico de aquí. De eso saco vídeo, lo juro…

Creo que mañana vamos al barrio de Ganman, de dónde viene el colgado ese del «Ganman style» que se hizo famoso en youtube. Eso sí, iremos en metro porque otra como hoy y muero a mitad de camino…

Hala, mañana mas. 좋은 밤, queridos y poco comentadores lectores 😉

4 comentarios sobre “El Seul profundo y el choque cultural

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  1. Mucha envidia de estar en Seul que no lo conozco! lo de la pateada viendo accesorios de reforma ya no lo tengo tan claro…respecto a la comida veo que triunfáis con las barbacoas coreanas (tienen buena pinta yo las he probado en madrid y si son parecidas efectivamente están ricas) lo del pulpo no me ha quedado claro son los tentáculos o el pulpo lo que está vivo (como buena gallega ya lo sabes prima, pero te recuerdo que el pulpo hay que mazarlo, q si no está más bien «durito») en cualquier caso a mi lo de la comida viva como que no me convence mucho (supongo que a la comida en si tampoco) aguardo impaciente las novedades al respecto. A seguir disfrutando, como mola lo de conocer mundo! Besos y abrazosPD a Luis se le ve más de cansado pero a Elena no se le quita (al menos en las fotos) la cara de estar disfrutando todo el día.

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  2. Me ha encantado la crónica!! Y eso que dos tacos en un solo post…qué dura la vida del turista bloguero!!!Ele, ten cuidado con la pulserita q casi 25,000 pasos son muchos, no vaya a petar…o Luis!!!!!!

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