Anda, que os dejo dos días sin dosis y ya me estáis todos protestando, tened cuidado con la vanidad del artista que ya sabéis que no conoce límites. Pongámonos al día.
Salimos de Siem Reap despues de comer, no sin antes despedirnos de Xuxa entre las habituales reverencias, muestras de afecto y promesas de recomendar Camboya a nuestros amigos. Nos pidió que recalcáramos que, al menos en las zonas turísticas, ya casi no quedan minas, así que ya sabéis, malo será que piséis alguna si venís. Le soltamos 20 dólares de propina (que debe corresponder a una paga extra) y nos metimos al aeropuerto. Los dos vuelos desde Camboya a Indonesia vía Singapur los tenemos con una compañía de transporte de ganado low cost llamada Jet Star. Comparada con Jet Star, Ryan Air es el Orient Express tuneado para el Sultan de Brunei. Para empezar, sus empleados del mostrador de facturación son nazis estreñidos poseidos por el diablo cuya única labor en la vida es hacer el mal. El que nos tocó nos quería cobrar 60 dolares (¡¡sesenta!!) por dos kilos de exceso de peso, que es la forma en que tratan de exprimir al sufrido cliente como a un limón, porque el precio que te cobran por el billete es tan ridículo que debe ser la única forma de rentabilizarlo. Despues no nos dejan embarcar porque Elena llevaba en la mochila el regulador de buceo, supongo que para que no estrangulara al piloto con los tubos de goma, y hubo que volver al mostrador a que Hannibal Lecter encontrara la maleta de Elena para meterlo. El muy hijo de camboya enseñaba los colmillos pensando en los 60 napos, pero como somos unos listos, lo que hicimos fue sacar una bolsa de ropa a cambio, así que se fue a ensañarse con el siguiente turista de la cola.
Llegamos a Singapur a las tantas de la noche, y por la mañana nos fuimos a dar una vuelta de un par de horas a pulsar el ambiente. El aspecto es de ciudad hiperforrada, superpróspera y megamillonaria. Todo impecable, señalizado, limpio y organizado. Vimos la calle de las tiendas de lujo: Cartier, Rolex, Carolina Herrera… Y entre ellas no podía faltar un Zara. El amigo Amancio, ya sabéis
Mas aviones y aeropuertos, de Singapur a Jakarta y de Jakarta a un sitio que se llama Manado. En Jakarta tuvimos otra aventura. Estábamos en la cola de los pasaportes cuando nos enteramos que teníamos que haber comprado el visado en la ventanilla anterior (hombre, poned un cartel, digo yo ¿no?) así que me fui para allá mientras Elena guardaba el sitio en la fila. Esto de los visados de los paises pobres no es mas que el cobro institucionalizado del soborno, pero en fin, no queda mas remedio que tragar. Resulta que yo sólo tenía un billete de 100 dólares para pagar los dos visados, que valen 25 cada uno, y el puñetero funcionario (gordo, bigotudo, sudado, borde y desagradable en general) me dice que no puede coger 100 dólares. Vale, le digo, fenómeno, ¿aceptas pago en especie tipo «El expreso de medianoche»? ¿o cómo hacemos esto? Y me responde que vaya al cajero, que saque 500.000 rupias (sí, has leído bien, medio millón de rupias) y vuelva. Hala, corriendo por el aeropuerto (que parece la estación de autobuses de Villacebollos del Retortillo en la posguerra), con mi pasaporte retenido por el policía de la aduana (que al menos fue amable conmigo, les debe pasar a menudo) porque el cajero estaba despues de la zona de seguridad. Menos mal que el cajero se podía poner en inglés, así que saqué un taquito de billetes sorprendentemente pequeño para ser medio kilo de rupias, recuperé mi pasaporte, pagué el soborno/visado y pudimos seguir adelante. No hay viaje sin aventuras…
Y por fin, despues de dos días, llegamos a Manado, capital de Sulawesi, conocida como «Islas Célebes» por los portugueses en la época de los descubrimientos (¿a que suena a novela de Emilio Salgari, eh?) en Indonesia. Sobre el traslado en coche del aeropuerto al hotel y la forma de conducir, no vamos a insistir mucho mas. La visibilidad para adelantar está sobrevalorada…
Hoy hemos descansado porque llegamos anoche casi a la 1 y media de la mañana, y nos hemos dedicado a reconocer el entorno, catar la cerveza local y al descanso en general. Habréis notado la falta de fotos del post. Resulta que nos hemos quedado sin pilas para la cámara, y en la tienda del hotel no tienen, así que tendremos que arreglárnoslas con los móviles. Mañana empieza el buceo, así que si consigo extraer algún voltio de las pilas que quedan, intentaremos mandar algo de la vida submarina. Mientras tanto, panorámica de la piscina:

Reseña gastronómica La comida aquí pica como la madre que la parió. La cerveza (la única que parecen tener) se llama Bintang y es una pilsener flojita que se sirve en botellones de tres cuartos de litro al estilo inglés: fresca pero no fría. Nos han avisado que si queremos cenar en el otro restaurante del hotel (al que han llamado «el de la jungla») hay que reservar y que están especializados en comida indonesia: Serpiente, murciélago y rata. Sí, rata. No me lo creo, hay muchas razones por las que ninguna civilización del mundo se come las ratas, así que no me trago que aquí lo hagan. Aun así, tampoco pienso probarlo. Lo de la serpiente y el murciélago tampoco es que me llame, y a Elena parece que se le ha pasado un poco el impulso insectívoro, no se si cenaremos allí algún día…
Seguiremos informando
Parece mentira que a unos avezados turistas como vosotros se os acaben las pilas en la camara,,,, un momento!! Has dicho ¿Pilas? … Como las de los mandos a distancia? …será broma verdad? Jajjja
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Se echaban de menos tus crónicas…. De verdad os habéis quedado sin pilas? ��
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Si es que ya hasta los haces de la duracion justa de un biberon nocturno!!! Magistral!! La foto como de anuncio de colonia… de las caras! Un besazooo. Belen
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Luis, estás a medio camino entre «La Bordeta» y «Miguel de la Quadra-Salcedo», te tenían que pagar los operadores de viaje los viajecitos para que les hicieras las crónicas.Seguid pasándolo bien.Salu2 Luis
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A mi lo de las minas, me ha dejado mucho mas tranquila…Laura
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A propósito de las vanidades, no olvidar lo que dijo Farell : «Un escritor representa algo más que un talento personal, representa la enorme labor social que ha debido efectuarse para que haya sido posible desarrollar su talento.» Enoooorme labor veo aquí…
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Pues sí, nos hemos quedado sin pilas. La cámara funciona con dos pilas AA, y debe estar un poco cascada porque duran unas 40 fotos. De todas formas hemos logrado reponerlas encargándolas en recepción, así que seguimos en marcha. Gracias a todos por vuestros comentarios. En un par de horas, post monográfico sobre buceo
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