Phnom Penh: Budas y Motos

Bueno, bueno, bueno, como os he echado de menos, despues de un año sin bloguear…Estoy abrumado por las expectativas, espero estar a la altura. Empecemos. Calculo que llevo unas 36 horas sin dormir, y todo debido a que es la primera vez que llegamos de viaje a destino por la mañana. Tenemos contratado un paquete de turisteo total, como los que les venden a los japoneses cuando los ves en Madrid entrando a un tablao flamenco, así que hay que cumplir el programa cueste lo que cueste. Nos recogió en el aeropuerto el guía de este año, un camboyano llamado Thie bastante rarito, y desde luego mucho menos simpático que Simon. Imagínaos, despues de 15 horas de aviones, recién aterrizados y sin ni siquiera pasar por el hotel, a ver el Palacio Real, con ese calorcillo húmedo tan agradable típico de los paises tropicales. Vamos, una gloria. Antes de seguir, un poco de contexto histórico-geopolítico-socioeconómico. Todo lo que los franceses llamaron Indochina en el periodo colonial eran los restos de un imperio medieval llamado Khemer, que ocupaba las actuales Camboya, Laos, Tailandia, y Vietnam. Esto es, los khemeres dominaban todo el mundo conocido (por ellos, claro) aunque como se dice en «Sinuhe el Egipcio», esto es algo que yo le he oido contar a todos los pueblos del mundo. Su capital era la legendaria Angkor, descubierta para el mundo occidental en el siglo XIX. El caso es que el imperio Khemer se terminó hacia el siglo XII o XIII (seguramente por problemas economicos derivados de tener que pagar unos intereses enormes por la deuda pública a los bancos alemanes), y sus restos se los repartieron los vecinos, especialmente Tailandia a la que aquí le tienen mucha manía. Todos los pueblos del sureste asiático se dieron de bofetadas a placer a lo largo de los siglos hasta que llegaron los franceses y lo colonizaron. Alcanzaron la independencia en 1953, y unos años mas tarde, se les complicó la vida cuando les salpicó la guerra de Vietnam, y se pusieron del lado equivocado apoyando al Vietcong («Charlie», para el que se acuerde de las pelis de Rambo). Total, que cuando se fueron los americanos, los pobres Camboyanos cayeron en la peor dictadura comunista que vieron los siglos, los Jemeres Rojos, que se cargaron a la mitad del pais, hasta que lograron librarse de ellos en los 80.

Volvamos a nuestra excursión. Lo primero que llama la atención por las calles es la enorme cantidad de motos que hay. Según Thie, en una ciudad del tamaño de Barcelona, calculan que hay mas de un millón de motos. Todas destartaladas y con al menos dos pasajeros. Hemos visto una especie de vespino con 4 tios encima, uno de ellos de 2 añitos. Ni Buda lleva casco, se meten por todas partes y se pican con los tuk-tuks (motos con remolque para llevar turistas) y los cyclos (como los riksaw de los chinos, pero sólo para turistas)… El Palacio real no está mal, aunque con la caraja que llevábamos por el jetlag, el calor y el cansancio, no hemos podido apreciarlo, la verdad. El amigo Thie amenazaba con llevarnos despues al museo nacional, pero nos ha debido ver tal careto que nos ha dejado irnos al hotel a descansar. Así que nos hemos echado la siesta del cura (la de antes de comer), y otra vez a la vorágine.

El museo nacional me ha sorprendido, porque donde esperaba ver un museo de arte, ha resultado ser un museo arqueológico bastante interesante. Igual ha influído que la guía que nos lo ha enseñado era bastante mas simpática y le ponía mas ganas que el nuestro, no se. El caso que es que ha estado chulo, todo lleno de estatuas del siglo XII de Buda, Khrisna, Vishnu y Ganesha, muy bien conservaditas. Esa es otra, el carajal religioso que tienen aquí. La mayoría (95%) son Budistas, pero tienen la obligación de hacerse lo que diga el Rey. El tío, que debe estar algo chinao, ha decidido hacerse, además de budista, hinduista, y ahora profesa las dos religiones, con lo cual el pueblo tambien debe seguir a su amado lider. No soy muy religioso, pero a mi me da que uno no puede ser a la vez del Madrid y del Atleti, digo yo vamos.

Despues del museo, y para acabar de meternos de lleno en el papel de guiris, nos hemos dado una vuelta en cyclo, sistema de transporte que, como se ve en la foto, tiene la misma utilidad que los coches de caballos de la Giralda de Sevilla, pero con un toque exótico. Al menos hemos hecho la buena obra del día, porque los que pedalean son de una fundación que ayuda a sacar gente de la calle dándoles ese trabajo, y de paso les ayudan a dejar de fumar porque a nadie se le ocurre encenderse un cigarro cuando tienes que dar pedales. Esa es la explicación que nos han dado, y se corrobora con el signo que llevan en el uniforme. Bueno, mañana tenemos visita al Museo del Holocausto, los Campos de la Muerte y no se qué fundación para ayudar a los niños mutilados por las minas antipersona. Menudo cachondeo de día, va a ser una fiesta… Aun ignoro como se dice «Adios» en Jemer, pero ya me enteraré.

2 comentarios sobre “Phnom Penh: Budas y Motos

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  1. «Si hoy es martes, esto es Phnom Penh»Cómo echaba de menos este blog.Es alucinante la capacidad de síntesis para, en un solo párrafo, condensar varios siglos de historia.Haced fotos de todo lo que se parezca a una bicicleta para la web de La Sonrisa Eléctrica.Enhorabuena y feliz viaje.

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  2. Me gustaría hacer un diario de mis vacaciones tan bueno como el vuestro pero dudo mucho que Denia sea históricamente tan rica como para dedicar una entrada cada día .Por cierto , yo he fumado dando pedales , así que si se puede…hmmm… Ah no!! Era en moto!Abrazos intrépidos !

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