Dos días de descanso

Jambo, queridos lectores

La velocidad de vertigo de internet en Africa nos jugó una mala pasada el otro día. Tardé tres horas en subir la última crónica, y con la desesperación del momento, envié accidentalmente la dirección del blog a toda mi agenda. Ha habido que cambiar la URL, pero creo que ya estamos de nuevo a pleno funcionamiento.

Después de cinco días de gran actividad submarina, nos hemos cambiado de hotel (por problemas de disponibilidad) a pasar dos días de descanso. El nuevo se llama Royal Zanzibar, y es bastante espectacular como se puede ver. Varias piscinas con atracciones como jacuzzi y bar, hordas de empleados dedicados exclusivamente a colocarte la colchoneta en la hamaca… Lo curioso es que está lleno de italianos, en un 90%, tanto que hasta los camareros se dirigen a tí primero en italiano, luego en inglés y, si sigues con cara de no enterarte, en swahili…

La primera noche, nada mas llegar, nos enteramos que hay una especie de fiesta, consistente en buffet en la playa y música en directo. Con mucha ilusión, nos dirigimos a cenar en el buffet y aquí es dónde empiezan los mosqueos. Para empezar, un camarero agobiado nos dice que no hay mesa para dos y que tenemos que compartir una de cuatro con otros huéspedes. La cara de desprecio que le pusimos debió de ser tan alarmante que su jefe se acercó a solucionarlo inmediatamente, y en pocos segundos una escuadra de trabajadores nos trajo una mesa especial, dos sillas y en un pis pas teníamos nuestra mesita para cena romántica en la playa… rodeados de hordas de italianos macarras vociferando.

La cena un desastre, empezando por la organización del buffet y acabando por la propia calidad de la comida. Un escalón por encima de la categoría «Reparto de ayuda humanitaria». Luego verbena, frente a nuestra habitación. Fenómeno. Dos horas de «volare volare», «waka waka» y demás éxitos veraniegos…

En fin, son las cosas de los resorts, cuánto mas espectacular es el sitio, peor es la comida. Solo había cerveza Serengueti (que comparada con la Safari o incluso con la Kilimanjaro, es bastante mas floja, dónde va a parar…), aunque al ser un hotel de italianos para italianos, el café es bastante bueno.

No hay problema, al menos tienen una terraza frente al mar dónde dan pizzas decentes, y es que una pizza es bastante difícil de estropear. El caso es que nos las hemos arreglado para ir al buffet lo menos posible, y hasta una noce, para cenar, nos apretamos una langosta jurásica bastante decente…

Lo de los camareros es una risa. La otra noche, después de cenar, decidimos tomarnos un café en el bonito bar 24h que hay, y le pedimos al tío «one machiatto and one black cofee» («un cortaito y uno solo, gracias»), y el cachondo de él, cuando los trae, nos suelta: «a machiatto for the sir, and for the lady, a black… Black, like me, ja ja ja…» Negro como yo… Casi me parto con la bromita racial.

20 horas de viaje después, ya estamos en casa dispuestos a terminar las vacaciones y empezar el veraneo gallego. Ha sido agotador, pero desde luego merece la pena pasar por pequeñas incomodidades a cambio de ver lo que hemos visto. Dejando aparte lo de los leones y los elefantes, adjunto fotito para enseñar a los niños y para envidia general

Y así acaban las crónicas de las vacaciones africanas. Gracias a todos por seguirnos y sobre todo por la ingente cantidad de comentarios (un total de 4) que habéis dejado, vosotros sí que me animals a seguir en esto 😉

Un abrazo, queridos lectores. Feliz verano y hasta la próxima aventura

2 comentarios sobre “Dos días de descanso

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