Queridos lectores, hoy hemos hecho «turismo hardcore»: Nos hemos ido a Kyoto en el tren bala, que es como decir que hemos ido a Sevilla en el AVE a pasar el dia. El tren bala se puede resumir en tres conceptos: va muy deprisa, esta muy limpio, y se puede fumar. Hay una chica que va pasando con un carrito lleno de comida y bebida. Hay máquinas expendedoras. Hay baños «western style» y «japan style», al que me he asomado por curiosidad y no sería capaz de averiguar como se usa ese artilugio. Ademas, la revisora hace reverencias al entrar y salir del vagon, me tenía fascinado…

Kyoto, «la ciudad de los mil templos» de los que hemos visitado la asombrosa cantidad de… dos. Dos templos, y no ha habido tiempo de mas. El resto lo hemos pasado muy entretenidos en los autobuses urbanos, con el mapa en la mano siguiendo las paradas para no pasarnos:
– Elena, cariño, ¿cual era esta parada?
– Hachimori-Dori
– Pues segun el mapa debía ser Kachenuhi-Ukasaka
– No, esa era la anterior, donde se ha bajado la abuelita que estaba dormida
– Ah, tienes razon, ¿no tenemos que bajarnos en la siguiente, que es Tiroriro-Chachi?
– No, aun tenemos que pasar por Kasime-Kago…
Y así todo el día. Al menos hemos encontrado un buen sitio para comer donde hablaban ingles. Estoy casi seguro de que he comido lo mismo que ayer. Partes del plato de Elena se movían, pero no sabemos si se movían porque estaban vivas o por el calor… Al pagar (te traen la cuenta en la mitad de la comida, siempre se paga en la barra y nunca se deja propina) te dan el cambio como si hicieran una ofrenda: con las dos manos y haciendo una reverencia. Y por supuesto a la salida, la ceremonia de despedida de los cocineros, con los cuchillos en alto, todos a la vez: «!!! FUJITSU SAMSUNG HIROSHIMA UUAAHHH!!!» Me encanta…

Lo que ha sido de traca ha sido la cena. Nos hemos metido en un sitio de comida rapida por la unica razon de que la carta en la puerta tenia fotos de unos platos como de albondigas o algo asi. Hala, para adentro. La carta en japones, el camarero (ataviado igual que un repartidor de tele-pizza) ni papa de ingles. He señalado una foto con mi dedo artrósico y luego he formado con los dedos el simbolo de la victoria, mientras señalaba la foto de la cerveza, que es la señal internacional de «dame dos birras». Bueno, pues el tio saca de la freidora ocho pelotas, las pone en un plato alargado de carton, les echa por encima mozarella, la gratina con un soplete y nos lo entrega, eso sí, muy sonriente. Las pelotas han resultado estar rellenas de pulpo y una especie de puré de patata. Aceptables. Al lado había un grupo de tíos como de mi edad que se estaban apretando unos whiskys con una tapita de pulpo a la gallega, o algo muy parecido. Cuando digo que estan como cencerros…
Bueno, creo que mañana, que es domingo, vamos al sitio donde se juntan los frikis disfrazados y, por fin, a la ciudad electrónica a jugar con los gadgets. Seguiremos informando
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