De marcha por ByronBay

‘sup mate?
Día intenso hoy, con varios medios de transporte diversos, cambios de huso horario y muchas emociones en general. Este pais es tan enorme que moverte de un sitio a otro es una aventura tremenda. Para que os hagáis una idea, la superficie de Australia equivale a la de los Estados Unidos sin contar Alaska. Hablan aquí de la tiranía de la distancia para referirse a las dificultades de llegar de un sitio a otro, especialmente si te adentras en el interior. La mayoría de la población (como un 95%) vive en las dos costas, el resto está disperso por asentamientos aislados separados entre ellos por miles de kilómetros. Sólo un ejemplo de cómo lo llevan: Desde los 70 existe una iniciativa llamada Flying Doctor que consiste en enseñar a los médicos rurales a volar avionetas para poder acudir a llamadas urgentes dentro de su zona. Una locura.

Esta mañana nos despedimos de Sidney con gran pena, y volamos a Brisbane (solo una hora y media de vuelo, una nimiedad), capital del estado de Queensland. No hemos ido (aún) a la ciudad – estaremos allí mañana y el día siguiente- porque el plan hoy era pasar el día en Byron Bay, un sitio de vacaciones que solía ser un pueblo hippy como Ibiza en los 70 y hoy es un sitio de marcha para adolescentes americanos. Ah, y además aquí vive Elsa Pataki con su marido y los niños. Alquilamos un coche en el aeropuerto de Brisbane y nos echamos entre pecho y espalda un viajecito de más de dos horas (incluyendo un par de atascos notables) conduciendo por el lado equivocado de la carretera, con el volante. los mandos y los retrovisores todos descolocados. Como media hora me ha costado acostrumbrarme a poner los intermitentes con la mano derecha, que en la izquierda está el limpiaparabrisas. Y Elena hiperventilando. Una gloria…

Estamos alojados en un motel como de las películas, con el coche aparcado en la puerta de la habitación, más que nada porque era el único hotel de la ciudad con alguna cama libre. Está todo hasta arriba de chavales (a los que les piden el carnet en la entrada de los bares) que han copado toda la oferta hotelera del sitio. Igual es que tienen vacaciones escolares o algo así, porque no nos explicamos que hacen de cachondeo aquí cuando deberían estar en clase.

El caso es que después del bañito playero obligatorio (hace un calor tropical de los que te dejan aplastado) ya nos hemos aposentado en la terraza del chiringuito con mejor pinta del barrio y nos hemos tirado allí un par de horas trasegando pintas de Victoria Bitter (o VB como la llamamos nosotros, los surfeiros australianos) más a gusto que en brazos. Un bañito en la piscina del hotel , ropa seca y a la calle de nuevo.

La cosa se ha complicado levemente después, más que nada por la marea imparable de chavales un viernes por la noche que hace algo más complicado encontrar dónde tomar algo o cenar. De todas formas, una cosa que hemos notado es que no hay ningún problema para encontrar mesa en cualquier sitio sin reserva, que es algo que en Madrid es imposible hoy en día. Y eso que está todo en general bastante lleno, pero no parece haber llegado aquí aún los problemas de personal del resto del mundo civilizado.

Y para rematar el día de revival hippy nos hemos colado en un sitio de música en directo muy divertido. Digo que nos hemos colado porque ha sido literal, según llegábamos he visto la cola en la puerta y tres o cuatro policías como de redada. Aprovechando que estaban los de seguridad distraídos con los polis me he metido con cara de despistado y mirando para el techo como si nada. Ningún problema, ni se han enterado. Una risa…

Mañana tenemos viaje de vuelta a Brisbane (otras dos horitas de coche por una autopista francamente aburrida y a la vertiginosa velocidad máxima de 110Km/h en los tramos buenos, en la mayoría del trayecto no se puede subir de 100, te quedas dormido al volante) y una visita a un santuario de koalas. Ya os contaré. Hoy en Byron Bay, de Elsa Pataki ni rastro…

Un saludo
Luis y Elena

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