Muy buenas a todos, todas y todes y lo que queráis…, después de que en 2020 la pandemia no nos permitiese salir al extranjero, este año, ya vacunados ambos, asomamos un poco la patita, empezando nuestra ruta en Francia, el país vecino, para hacer una ruta desde Bayona (de Francia) a Bayona de España, «la mía», vamos…
Esperamos que hayáis echado de menos a los «molineros por el mundo»… y estar a la altura de las expectativas de nuestros lectores. Este año escribiremos al alimón, como los buenos toreros… por eso de diversificar autoría y me estreno yo como bloguera de nuestro viaje.
DIA 1 – Sábado 31 de julio: Madrid .- Burgos.
Vale, sí, Burgos no es Francia, pero fue nuestra primera parada y pernocta el pasado sábado. Estuvimos viendo la catedral que la han dejado preciosa, muy limpia, pero más «natural» que el Obradoiro, que parece que lo han lavado con Neutrex de lo blanco que ha quedado… bueno, volviendo a Burgos, llegamos a eso de las 11:30 de la mañana y tuvimos que sacar toda la ropa de abrigo, hacía un pelete tremendo… lo de Invernalia una risa comparado con la capital burgalesa.
Nos alojamos en el AC Burgos, muy céntrico en un extremo del paseo de El Espolón, eso sí con un parking que las pasamos canutas para bajar esa rampa que ya te advierte el de recepción antes de meterlo que tiene una curva muuuuyyy cerrada; no es una curva, es un ángulo invertido!! qué barbaridad, pero el Honda entró… dejamos allí el coche y nos dimos el primer paseo de reconocimiento antes de comer; a eso de la una menos algo ¡empezamos! bares de pinchos por la calle San Lorenzo, sólo un par de ellos, que luego teníamos el lechazo encargado en Casa Ojeda, sitio de renombre y que efectivamente dan de comer muy requetebien. El lechazo estaba sabroso, tierno y los entrantes que pedimos antes del asado muy sorprendentes: ensalada de colas de cangrejos de rio y habitas con zamburiña y papada de cerdo, rico, rico…

Después de comer fuimos a tomar un digestivo, y luego a las 5 de la tarde a visitar la Catedral, menos mal que teníamos las entradas compradas por internet, y nos ahorramos la macro-cola que había para comprarlas… 🙂 Como os decía antes, la han dejado preciosa, muchos turistas, eso sí pero bien las medidas anticovid. Estuvimos casi una hora y pico recorriéndola entera, Papamoscas, tumba de El Cid, Capilla de los Condestables… todo, todo, nos mereció mucho la pena.
Después de la visita volvimos al hotel porque las maletas aún estaban en el coche, subimos el equipaje a la habitación y hablé con mi compañero de trabajo Iván, que es «nativo» de Burgos, quedamos con él a las 20.00, nos pasó a buscar en su coche por el hotel y nos llevó primero al Castillo, desde donde hay una vista preciosa de todo Burgos,

y luego de ronda de pinchos por el centro, con lo que ya cenamos… de pinchos recuerdo «la alpargata» una tostada como de pantumaca con jamón muy fino (no pudimos certificar que fuera Navidul); una torre de champiñones riquisima, un pincho de anchoa ahumada y uno que se llama (con perdón) «coj*nudo» una tostadita en la que hay un huevito de codorniz a la placha, una guindilla picante y un trozo de chorizo picantito también; también tenian las versión femenina que es con morcilla de Burgos….
Acabamos casi a las 2 de la mañana (vaya marcha -aunque sentados por el dichoso COVID- hay en Burgos, y como diría Luis a esas horas ya no hacía naditita de frio… jejeje).

Pasamos un primer día de viaje estupendísimo, nos levantamos al día siguiente pelín resacosos, de lo bien que lo habiamos pasado, y pusimos rumbo a Guetaria…
DIA 2 – Domingo 1 de agosto: Guetaria y primera toma de contacto con Bayonne.
Salimos de Burgos sobre las 11:00 de la mañana y fuimos directamente a Guetaria, donde teníamos reservado el quinto restaurante al que llamamos para poder comer. Parecía una romería de gente, turistas tanto españoles, euskérikos, franceses y de más del norte de Europa. Nos dimos un paseo por el pueblo vimos la estatua de Elcano y decidimos tomarnos un algo anes de ir a comer… por pura chiripa, porque estaba todo petadisimo, encontramos una mesa que tenia un tal Julen reservada para las 15:00 hrs y que nos dejaron ocupar para tomar el aperitivo… en un sitio que se llama Maruca que super amables las chicas. Nos tomamos un par de chismes y unas croquetitas de jamón (Manolitas las llamaban) riquisimas, de segundo pintxo (nótese mi dominio de los localismos que pongo la TX) unos cuadraditos de cabracho también muy buenos….

Después de abrir boca, nos encaminamos al restaurante Casa Antón que está al final del puerto… la «típica tabernilla de pescadores» donde con una botellita de Txakolí bien frío nos comimos de entrante un txangurro cuando nos lo trajeron no era una centolla, sino que era un buey de mar, y es que resulta que el txangurro no es sólo de centolla, sino que también lo hacen de buey y es lo mismo según la señora del Antón.. qué cosas, lo que se aprende viajando! de segundo nos tomamos un rodaballo a la parrilla con una lechugilla, que estaba de rechupete.

Después de la frugal colación nos pusimos en ruta hasta Francia con el pasaporte COVID listo para presentarlo en la frontera…
Tras algo menos de una hora de coche llegamos a la frontera y pasamos como si nada. No nos pararon ni pidieron nada, en parte bien, pero por otro lado un poco desilusión con lo que nos había costado que funcionase la página de la CAM y acceder al dichoso pasaporte de vacunación.
En Bayona (de Francia) nos alojamos en el hotel OKKO, muy moderno aunque las habitaciones son mínimas y admiten mascotas… eso lo cuento porque los de la habitación de al lado dejaron al pobre perro solo (un cachorro) y se tiró ladrando desde las 22:30 aprox hasta que me dormí… y la mañana del día siguiente me despertó también ladrando y arañando la puerta el animalito que le habían vuelto a dejar solo… eran las 8:20 de la mañana, me habia puesto el despertador para salir a correr a las 8:30 así que bueno… de cualquier modo, lo primero que hice antes de ponerme a trotar fue subir a la recepción (en este hotel la recepcíón está en el noveno piso) y decirles que habia un perrito llorando y ladrando que a ver si le había pasado algo… (traducción: vayan ahora mismo a buscar a los dueños del perro de la 605 que lleva más de media hora ladrando y arañando la puerta y no hay derecho que esté el bicho solo y ellos desayunando tan pichis).

Vuelvo a Bayona (de Francia) después de dejar las cosas en la habitación nos fuimos a la calle de reconocimiento de zona, acabamos visitando la catedral, dos catedrales en dos días, como dice mi padre: «qué viaje más pío» estamos haciendo. La catedral de Bayona más oscura y pequeña que la de Burgos (donde va a parar) pero también nos gustó. Luego fuimos a tomar algo a un chiringuito al lado del rio donde nos tomamos un agua con gas y una cerve; y despues fuimos a cenar por el Quai des Corsaires, en otra terraza monisima en el margen del rio, donde tomamos un paté vasco y una tabla de charcuterie & fromage muy buenas ambas cosas… después de cenar ya nos retiramos al hotel y es cuando el perrito de al lado ladraba por la noche… aún así caimos rendidos de tanto turismo.
DIA 3 – Lunes 2 de agosto: Bayona (la de Francia)
Como ya os conté antes por el tema del perrito y mi queja en recepción, esta mañana salí a correr, hice sólo 3kms, pero muy agradable el ir por la margen del río todo el rato si tener que cruzar calles, llanito y sin mucha gente… algunos que iban a trabajar porque es lunes pero pocos peatones y bastantes bicicleteiros… pero como van por su carril nos llevamos bien. A eso de las 9:10 estaba de vuelta, despertó Luis que aún dormía como un beditiño y después de arreglarnos subimos a desayunar a la planta 9. En Francia si que pueden poner buffet libre sin necesidad de que sea asistido (en España en los hoteles que hemos estado en 2020 y 2021 lo están haciendo asistido) porque aqui te hacen ponerte unos guantes como los de frutas y verduras, con eso cumplen su protocolo COVID. Desayunamos bien, no demasiado y nos encaminamos a patear la ciudad.
Fuimos andando de nuevo hasta el centro (10 mins) y visitamos las calles principales con mucho comercio, tiendas monísimas, pijisimas y carísimas… así que miramos pero no merece la pena comprar.. ni siquiera en rebajas. Lo único que compramos fue en una optica unas gafas de sol para Luis de pura necesidad… llevaba creo que dos años pensando en comprarse unas y por fin, en Bayona de Francia las encontró… os preguntaréis: ¿Y cómo serán? ¿qué tendrán de especial? pues nada de nada, unas RayBan normales del todo pero que se las ha probado!! eso es lo especial, que como nunca va de compras… aqui las ha visto, las probó y hecho! (solucioné su regalo de santo) 🙂
Estuvimos paseando el resto de la mañana y a eso de las 12.30 fuimos a reservar a un restaurante que nos había llamado la atención el día anterior, se llama: Camembar, os podéis imaginar, centrado en el Camembért y demás quesos de Francia, una perdición… nos reservó el chico una mesa a las 13:30 así que para hacer tiempo una caña y un agua con gas, una Perrier, que es muy francés… estuvimos en una terracita muy agradable hasta la hora de comer. En el Camembar pedimos huevos poché con reblochon uno y brie el otro, un camembert envuelto en pasta brisa con ensalada y de postre una tabla de quesos… todo muy bueno, Luis se tomó unas copitas de Burdeos y yo una sidra natural francesa que maridaba la mar de bien con los quesos. Estuvimos muy agusto.
Después de comer nos fuimos a ver el claustro de la catedral, que no lo habíamos visitado ayer y nos encantó, tiene además dentro un mercado de artesanos que tenían cosas muy monas, aunque precios muy altos, la verdad…

..aunque habiamos comido de maravilla, a eso de las 5 nos fuimos a tomar «el postre» una tarta milhojas de crepes de naranja amarga y un pastelito de chocolate… mañana voy a tener que darle dos vueltas al rio… ejem…
Para acabar la sobremesa nos acercamos a ver una exposición sobre Hugo Pratt, autor de El Corto Maltés, entre otros, que le encanta a Julio y para llevarle el folleto de la exposición que lo cogimos en francés, porque la otra opcion era euskérico y eso si que no hay quien lo entienda….

Volvimos andando al hotel por la otra margen del rio y ahora en un ratillo nos iremos de nuevo al centro a tomar algo y ver dónde cenar… y yo que decía que «no iba a ser gastronómico este viaje» ayyyyyy
Seguiremos informando, besos y abrazos a todos.
Elena.
Brava!!! Muy buena crónica consorte! Este año veo más bares, pintxos y restaurantes que otros….se nota que os han tenido muy caseritos en pandemia!!! A diafrutarr!!!!!
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Lo de » margen del río» debe ser influencia gabachita no? Aquí en Lou lo llamamos orilla!! 😂😂😂😂
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Viajar, buen comer y mejor beber, disfrutar es 🙂
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Se ve que lo estais pasando txupi!! Me ha encantado! Seguid disfrutando y nos encontraremos en la baiona real! Dejad hueco anda que si no para cuando yo llegue vais a estar todos a ensaladita… Yo ayer en Pamplona comí como en las bodas unos entrantes de chistorrica, piquillos, …luego rodaballo y luego chuleton de vaca. 😋 Valar morgulis
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Ainssss como echaba de menos vuestro blog. Espero que no vayáis preguntando por ahí si el jamón en navidul jajaja. Ojito mucho comer pero tb mucho deporte que sino luego a la vuelta …besetes
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