Xin chào queridos lectores. Ya estamos de vuelta en Hanoi, y ya estamos otra vez con el turismo hardcore. Ayer no hubo blog, básicamente porque estuvimos todo el día de aviones y aeropuertos, y poca aventura hubo. Ni siquiera con los de la low cost de trasporte de ganado, todo como la seda. Llegamos al muy lujoso Meliá Hanoi a última hora de la tarde, y ya nos dio pereza ponernos a buscar dónde cenar. Al buffet del hotel. No preguntéis…

Hoy ya sí, despues de casi 10 horas durmiendo, hemos conseguido salir a la calle con todo hecho pasadas las 9 y media de la mañana, que para nosotros y nuestros descontroles horarios es un logro. Plan de hoy, un par de monumentos y un museo. Y todo andando, que no estamos lejos de los sitios y creo que aquí no hay metro. Lo que cae es una torradera que te quedas desfondado en poco rato,
aunque sólo sea la media hora escasa de paseo hasta destino, mas cuando tienes que andar esquivando motos, familias enteras comiendo en la calle sentadas en taburetes, y cualquier metro cuadrado libre de acera ocupado por motos y coches aparcados. No sólo eso, hoy hasta hemos tenido que cruzar dos vías de tren que pasan por el medio de la ciudad, con toda la pinta de estar en uso, y sin barrera ni nada. Por el medio del callejón…

Ah, me ha hecho mucha ilusión encotrarnos con una enorme estatua de Lenin de aspecto aerodinámico, cuando a estas alturas uno creía que estas cosas habían desaparecido. Aquí no han desaparecido aun, pero han convertido todo esto en una atracción turística, como hemos comprobado cuando hemos ido a ver el mausoleo de Ho Chi Min, que como todo el mundo sabe, es el amado líder supremo y padre de la patria. Elena está especialmente interesada en ver la momia, que tienen el cuerpo incorrupto expuesto como su fuera un santo milagroso. Imagino que refrigerado porque con este calor se les iba a pudrir en diez minutos y luego queda todo el mausoleo apestando… Menuda romería tienen montada ahí, con el museo de la vida de Ho Chi Min, unos cuantos puestos de souvenirs, una pagoda donde no nos han dejado entrar por ir en pantalones cortos, y un circo general curioso. Lo de los puestos de souvenirs con gorras militares decoradas con la estrella roja me hace mucha gracia, la verdad. Todos los monumentos oficiales tienen la bandera (o una variante) con muchas estrellas, laureles y hasta ruedas dentadas, pero de ahi a vender merchandising… El caso es que hemos llegado tarde para la visita a la momia, volverermos a intentarlo mañana.

El segundo monumento del día era la ciudadela antigua, que son los restos del antiguo palacio real construido en varias fases desde hace 1000 años (fecha de la fundación de la ciudad) en el estilo de la ciudad prohibida de Pekín. Apenas quedan en pie algún edificio y un par de puertas de la muralla original, porque los franceses, haciendo gala de su tradicional respeto por los demás, lo tiraron todo en el siglo XIX para construir sus cuartelillos de estilo colonial. Una ciudad entera de 1000 años de antigǘedad. Y se quedaron tan anchos. La visita es interesante, aunque no haya ya mucha piedra antigua que ver. Se siguió usando como cuartel militar y hay un bunker de operaciones que se puede visitar.
Ahí nos ha entrado la sed, y hemos aprovechado para comer en el bar que hay a la salida de la ciudadela, con bonita y acogedora terraza barrida por el viento de los ventiladores, dónde sirven unas jarras de medio litro de pilsener checa helada que me ha sabido a gloria bendita. La comida no era gran cosa, pero nos ha sentado fenomenal,

Justo al lado, el museo del ejército que recomendaban mucho visitar, y la verdad es que ha estado entretenido. Tienen expuestos aviones y tanques de cuando la guerra de Vietnam (que aquí llaman «La Guerra antiamericana») que todos conocemos de las películas, aparte de una buena dosis de propaganda sobre lo invencible del pueblo vietnamita cuando está dirigido por el partido adecuado (al que no vamos a nombrar no sea que me estén vigilando) y liderado por el gran padre de la patria. La impresión es que ésta pobre gente debe llevar 1000 años en guerra, parece que todo el mundo les quisiera aniquilar. Los chinos, los vecinos camboyanos y tailandeses, las potencias coloniales despues, los americanos hasta hace poco… No hay como un buen enemigo externo, eso no falla nunca…
De vuelta al hotel, un bañito en la piscina y listos para la siguiente actividad: Paseo guiado por los puestos de comida callejera de la parte vieja. Eso merecerá un post dedicado…
chúc ngủ ngon
Deja un comentario