你好 Nǐ hǎo
Disculpadme por el retraso en mandar éste segundo post de la temporada, ayer tuve un día malísimo y por la noche, que es cuando normalmente me pongo a escribir, estaba que no podía mas, deseando meterme en la cama y dormir. Debe ser la edad. El caso es que entre mi insomnio habitual, que no pego ojo en los aviones, y el jetlag, me he tirado tres noches seguidas casi sin dormir. Cuando nos levantamos ayer (casi las 10 y media de la mañana) me encontraba como si me hubieran tirado rodando montaña abajo, imposible hacer demasiados planes. Nos montamos en el bus turístico con la esperanza de que, al estar sentaditos, aguantaría mejor, pero ni por esas. Y mira que Elena había planeado el dia estupendamente para acomodarlo a la situación.

Bajamos del bus a comer en un barrio pintoresco que tenía ella localizado, lleno de restaurantes sospechosos y de comida desconocida, de los que normalmente nos encanta entrar a la aventura, y acabamos comiendo en un centro comercial. Yo apenas pude probar bocado y encima, al salir a la calle, estaba diluviando tanto que hasta nos dijo una chica que habían suspendido el servicio del bus turístico. Para resumir, Elena se fue de compras y yo me fui a echar la siesta, a ver si conseguía levantar cabeza.
Dos horas de sueño, aunque sea a destiempo, pueden hacer maravillas. A última hora de la tarde me encontraba mucho mejor, sobre todo mas animado. Dispuestos a seguir el plan contra viento y marea, nos fuimos a otro mercado nocturno que hay cerca del hotel. El concepto mercado nocturno en Taiwan es curioso, porque algunos son mercadillos, otros son de puestos de comida, y otros son ambos. El de anoche, que se llama Ningxia, es sólo de comida. En una calle mas o menos peatonal (esto es, llena de gente apelotonada entre la que se abren paso las motos) montan un pasillo con puestos de comida a cada lado, uno hace cola en los que tienen mas éxito, y se come la cosa como puede. Algunos puestos tienen mesas en la trasera, otros no. La mayoría de la comida es desconocida, incluso para nosotros los expertos en asian street food, y hay una cosa que nos pone malos: El olor del llamado stinky tofu, que es (creo) un tofu procedente de China que al cocerlo suelta una peste repugnante que se te acaba pegando a la nariz y no te lo quitas de encima en horas. Aquí les encanta…

Una vez te sobrepones un poco al choque y te atreves con el primer puesto, luego todo es mas fácil. Empezamos con unas pelotas rebozadas que conocíamos de cuando estuvimos en Japón y que se llaman takoyaki, para romper el hielo. Es muy vistoso de ver cómo se preparan porque hacen falta dos personas para ir dándoles la vuelta encima de la plancha con moldes que usan, con un pincho cada uno y gran habilidad. Llevan dentro una pasta como de puré de patata, con trocitos de pulpo y se les echa por encima salsa picante. Queman como el demonio y están buenísimas. Nos pusimos despues delante del puesto que vendían baos de cerdo adobado, que es un pan de arroz relleno con cerdo desmigado. Fuimos a ese puesto porque no tenía mucha gente delante, y al menos el cartel de la comida estaba en inglés. No gran cosa, pero como tenía mesitas detrás parecía cómodo. El siguiente fue mucho mejor. un puesto de dim-sum de cerdo, que como ya sabéis (lo sabéis, ¿verdad?) son las empanadillas rellenas, que pueden ser fritas o cocidas. Te sientan en la mesa comunitaria, empapas las pelotillas con salsa picante del bote del medio, y para adentro una detrás de otra. Buenísimas.

Para terminar, un rollo de primavera de los de aquí, que como ya los habíamos probado el día de la visita guiada sabíamos de qué van. Hubo que comerlo de pie en la esquina, en plan fiesta de pueblo, pero está buenísimo, nada que ver con los que dan en los chinos de barrio en España. En total, una experiencia distinta y bastante exótica, esto de los night markets de Taiwan. Lo mas curioso y que nos llama mucho la atención es la ausencia de turistas occidentales. Ya habíamos leído que sobre todo vienen de Japón, de Hong Kong y algunos de la China continental, pero desde luego no es un destino turístico conocido. Debe ser el primer sitio del mundo al que vamos en el que no hemos visto ni un español…
Una foto mas, ahora que he aprendido a hacer collages con el móvil, a modo de resumen de los descubrimientos del día. Vistoso, ¿eh?

Hala, mañana mas
zàijiàn 再見
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