Descanso en Mabul

Selamat Pagi, queridos lectores…

Hoy gran relax y meditación. No se puede bucear el día antes de volar, así que nada de actividades extremas. Hemos amanecido a la increíble hora de las 9 y pico de la mañana, que para la media del sitio es como decir mas de las 12 en España. Desayuno cerrado ya, claro, pero que queréis que os diga, no nos ha dado ninguna pena. Para dar una idea del nivel de lujo asiático del establecimiento, basta decir que no hacen café. Se limitan a poner un termo gigante de agua caliente y botes con Nescafé, leche en polvo, azúcar y colacao. Hay dos cucharillas metidas en un bol con agua de uso común para todo el mundo y para todos los botes, De verdad que esto, por muy bien organizado que tengan lo del buceo, es poco mas que un cámping con pretensiones. Entre la infame calidad de la comida y los problemas de conexión (más sobre esto después) hemos acabado un poco hartos del sitio y con ganas de hotelazo en Kuala mañana…

Despues de trasegar el café soluble (yo) y unas galletas de bote (Elena) nos hemos ido a la piscina a matar el resto de la mañana, soportando la desagradable visión del italiano de la braga náutica rosa intentando meter en la piscina a su lloriqueante niña pequeña, que por cierto es mas fea que la madre que la parió. Una Tiger de aperitivo y comida de rancho (pasta carbonara apenas comestible) y a echar la siesta que por la tarde teníamos spa.

Lo del spa ha sido tremendo. Despues de cinco días buceando, con las piernas y las manos llenas de heriditas y golpes producto de los roces con las criaturas, corales y piedras de las profundidades submarinas, pensábamos que un combinado Herbal Foot Bath + Herb Pac + Traditional Massage (90 minutos, 300 ringgit por chola) nos pondría de nuevo en forma. Nada mas lejos de la realidad. A mi me ha cogido por banda una china (¿malaya?, ¿filipina?, ¿marciana?) pequeñita con los piños peor que los míos (que ya es decir), me ha dado una telita ridícula para tapar las miserias (porque me ha obligado a quedarme en bolas) y me ha dado una somanta de golpes que me ha dejado doblado. A los diez minutos de meterme los dedos por debajo de los omoplatos he pensado, mareado por el dolor, que cómo es posible que una cosa tan pequeña pudiera tener tanta fuerza, la puñetera. Oía a Elena resoplar en la camilla de al lado, mientras se nos subían encima a darnos patadas y puñetazos sin piedad. Eso sí, han tenido el detalle de aderezar la paliza con música etérea de arpas y flautines, y de llenar la habitación con una peste irrespirable de caramelos halls de eucaliptos mentolados. Hemos salido nuevos, con ganas de mas cerveza…

Por cierto, como el spa está en el hotel de al lado, mirando los carteles hemos descubierto que nuestro bar no se llama «Sunset Bar», se llama «Jetty Bar», lo digo porque es un dato fundamental para entender la cultura y costumbres Malayas,y sus relaciones ancestrales con la divinidad y el espíritu. De nada.

Parte de rancho

Igual es el síndrome de Estocolmo, pero me ha parecido que hoy la cena no ha estado tan mal. Había barbacoa, y han reciclado al fritangueiro en parrilleiro y, aunque se ha montado una cola considerable (como pasa siempre en los puestos de reparto de ayuda humanitaria) nos hemos podido comer unos pinchitos morunos de ternera bastante potables y unos langostinos a la plancha casi aceptables. Hasta pollo tenían hoy, no os digo mas.

Lamento tecnológico

Inauguramos hoy esta sección como desahogo de éste vuestro humilde bloguero y relato épico de las movidas que he tenido que montar para poder mandar las cuatro chorradas que mando cada noche. Despues de tenernos tres días desconectados y cambiarnos el router wifi de la habitación, el invento se volvió a estropear al día siguiente, y he tenido que andar pirateando la wifi del vecino que tiene la misma contraseña. Hasta que me he puesto a mirar la instalación que teníamos y se me ha ocurrido desconectar el USB del router y enchufarlo al portátil. Es un modem 3G normal y corriente, estos tíos del hotel son tan cutres que ni siquiera tienen acceso a Internet, te conectan directamente a la red móvil a través de una antena que hay en la isla. No es que vaya muy rápido, pero al menos es estable. En último caso, hago lo mismo que ayer y me llevo el portátil de paseo por el hotel buscando wifis. Y hoy es el último día aquí, así que espero que la cosa mejore…

(Habréis notado que hoy las fotos no tienen mucho que ver con el texto adyacente, pero es que bastantes problemas he tenido al mandaras como para encima preocuparme del contexto…)

Mañana nos embarcan a las 2 de la tarde (8 de la mañana para vosotros, los del mundo civilizado) y esperamos llegar al hotel de Kuala Lumpur como a las 10 de la noche. No se si habrá blog, todo dependerá de lo cansados que estemos y de las comunicaciones, como siempre. Seguiremos informando…

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